Monday, September 4, 2017

La culpa del sobreviviente

Hace poco más de dos años dejé todo atrás en Puerto Rico para buscar un mejor futuro, ya que no encontraba salida del encierro del estancamiento.

Pensé que el futuro era brillante para un joven de 26 años listo para trabajar en cualquier situación, con una preparación académica más o menos (muchas C) y con la voluntad de "echar pa' lante".

Profesionalmente he logrado mi cometido, he avanzado en mi posición y posiblemente reciba una ascenso pronto, pero siempre hay un problema.

Aparte de trabajar, no hago absolutamente nada. No he hecho ninguna nueva amistad, solo comparto con una amiga que siempre me escucha y merece todo el aprecio de toda la gente de la ciudad, el pueblo donde lo único que termino haciendo es hablar con mis compañeros de trabajo, sobre trabajo y cosas veredes.

Las ganas que tengo de volver a Puerto Rico no se pueden medir. Olvídate de las playas o esas mierdas turistas que todo el mundo extraña pero nadie aprovechó. Extraño esas relaciones especiales con lazos tan fuertes que aún después de más de dos años de haberme ido, todavía se mantienen tan fuerte como antes. Conexiónes que no he podido, y no creo que pueda replicar.

He hecho lo suficiente como para considerar esto una etapa de fracaso social pero éxito profesional? A qué debo darle más importancia? Debería sufrir solo en la riqueza o sufrir entre amigos y familiares en la pobreza?

Estas preguntas me pasan por la cabeza todos los días y nunca he sabido la respuesta.

Al hablar con mi hermano sobre estos sentimientos me hizo ver algo que siempre pensé pero nunca le presté atención. Mi mamá y mi hermano hicieron miles de sacrificios y aún los siguen haciendo. Todo por verme "echar pa' lante".

Siento que sería malagradecido si intento regresar, que intercambiaría el dolor de no tenerlos cerca por el dolor de verme estancado una vez más en la isla que me dejó de querer por cambiarla por la tierra que nunca me quiso.

Son tantas las preguntas que tengo, los sentimientos que me agobian y el miedo a un futuro sin futuro, dependiendo del punto de vista que se mire.

Pero siempre hay algo que es constante, el amor de mi familia nunca se ha acabado, nunca me han puesto peros, nunca trataron de detenerme aunque vieran que podría no salir bien. Ese amor incondicional de Lina, Ivan y Link, siempre va a ser parte de mi vida.

La distancia me llena de culpa y ella estará conmigo no importa donde esté.

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